En este modesto intento de hacer un esquema de la historia de Cuenca hay lagunas y fallas que soy el primero en reconocer; sin embargo, lo ofrezco a la consideración pública porque estoy convencido de que en sus páginas no dejarán de encontrarse datos que sirvan para el mejor conocimiento de una comarca que, si vale mucho como parte integrante de la Patria, también significa bastante si se la juzga en forma aislada, pues cuando la región Cañari se incorpora en 1534 al dominio de España no adviene como pueblo oscuro y sin raigambre, • sino trayendo consigo un rico acervo de cualidades que le dan aspecto propio, peculiar, enteramente suyo, que lo conserva hasta ahora con la recia vitalidad de su cepa milenaria. Si «el pasado es la fuerza viva y actuante que sostiene nuestro hoy», como declara insigne pensador contemporáneo, que Cuenca reafirme la fe en sus destinos, pues lo glorioso de su historia de ayer es símbolo claro de la que hoy escribe (son lustre y decoro que no habrán de desmayar en el porvenir.
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