Plumas maestras, galanas—la de Manuel J. Calle, la de Honorato Vázquez, han trazado ya la figura literaria de Remigio Crespo Toral. Acaso, nada resta por decirse. Más, al comprender que cada uno tiene su conocimiento de los hombres, me dediqué a escribir este somero estudio biográfico. Si me he equivocado en él, no importa; rectifíqueseme; empréndale la biografía completa y definitiva de Crespo. Así, este ensayo llegará a ser prolífico. Y he emprendido este trabajo en el afán de despertar curiosidad por la obra de un prosador y poeta desconocido por propios y extraños. En el nativo solar, se lo admira; pero no se le conoce ni se le comprende… como dice Pérez Petit al hablar de Rodó. A los de afuera casi no les ha llegado ni la prosa ni el poema de Crespo. Cuando más allá de los lindes patrios se revisa la literatura ecuatoriana, no se recuerda siquiera el nombre de este Poeta. Luis Alberto Sánchez, uno de los críticos más documentados de América, en su HISTORIA DE LA LITERATURA AMERICANA, si lo menta a Crespo, es solo para decir que es un “prestigio oficial”.
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