Mucho tiempo ha dedicado Juan Martínez a estudios y reflexiones sobre las pinturas y las significaciones hasta insertarlas en el cuadro -literal y figurado- de un decurrir histórico, de una sensibilidad, en fin, de una actitud mental, filosófica y política. Su libro comprende algo más que colores, santos pintados, costumbres y edificantes escenas. Ve un mundo orgánico, con escalas y niveles que, sin abandonarlo, trascienden el orden lógico para acceder al teológico. Además -y este es fundamental aporte suyo- ve en esa pintura popular mural la fisonomía, más que de una época, de una edad de América.
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