Los elementos figurados de la sangre pueden ser el blanco de la acción colateral de muchas drogas1*30. El transporte sanguíneo de los medicamentos y sus metabolitos pone en contacto obligado a estas substancias, en concentraciones relativamente altas, con las células sanguíneas (Fíg. 1), las cuales no siempre resultan indiferentes a la acción de tales compuestos. Efectos colaterales leves o moderados y además reversibles, como inhibición de la fagocitosis o alguna otra actividad específica de cada una de dichas células, pasan probablemente desapercibidos; las manifestaciones clínicas aparecen sólo cuando el ataque a las células es tan profundo y masivo y sobre todo consiste en intensa depresión del sistema hematopoyético o en destrucción celular de tal magnitud, que a pesar de que el organismo trate de compensar el déficit mediante un aumento de la hematopoyesis llega, de todos modos, a producirse la deficiencia funcional.