Cantilo, en su trabajo “La hipófisis y el tiempo individual”, relata: “El 20 de Agosto de 1936 vino una nina a consultamos/Esta niña parecía presa de una emoción apenas contenida y fue incapaz de explicarnos el motivo que la llevaba a consultar, limitándose a decimos que su madre, que debía llegar unos instantes más tarde, nos explicaría su caso. Esta paciente era infantil bajo todos los aspectos; su tipo era el de una niñita en la época de la prepubertad. Sin entrar aquí en los detalles de su larga historia clínica, diremos tan sólo que del prolijo examen médico hecho por uno de núesftrios colaboradores y en la ignorancia total de la edad de esta niñita, pudo obtenerse un diagnóstico preciso; esta niña aún cuando exenta de toda enfermedad orgánica, presentaba una gran insuficiencia funcional de la hipófisis. Empero lo decimos ya para que puedan participar de la sorpresa que tuvimos al conversar con la madre de esta niña— el único
motivo que la llevaba a consultamos era su edad: aquella niñita tenía treinta años.
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