Si después de haber leído estás mal hilvanadas páginas, crees, lector amabilísimo, que solo el afán de la lisonja y el pandillaje político me las han inspirado, dueño, eres de llamarte a engaño y abrumarme con tu desprecio, dueño, dé. Tratarme como a un laudator temporis acti que, incensario en mano, esperando quizá el galardón de sus adulaciones, se va tras de los hombres a quienes la ingrata. Fortuna ha engrandecido en la hora del triunfo. Pero. Si dejando a un lado los dietados del criterio banderizo, consideras en que todavía no ha habido luz de justicia para el partido liberal ecuatoriano, cuyos individuos más conspicuos han sido perseguidos de muerte por el bando conservador...
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